La mayoría de estos misioneros son hombres y mujeres jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y 25 años, si bien hay un número sustancial de matrimonios mayores que también prestan su servicio en España, incluidos muchos españoles.
Todos los misioneros sirven sin salario alguno, la mayoría depende de sus propios ahorros o del apoyo de sus familias durante el período de sus misiones, que puede ser de 18 meses o dos años. Los futuros misioneros pueden ser “llamados” para servir en cualquier parte del mundo y, a menudo, tienen que aprender otro idioma. Exceptuando los dos meses que pasan en un centro de capacitación para idiomas, los misioneros reciben muy poca instrucción para su ministerio. Su conocimiento, proviene, en la mayoría de los casos, de la preparación adquirida en el hogar y de la convicción personal desarrollada a lo largo de un período de años.
Aun cuando los misioneros enseñan a cualquier persona que tenga el deseo sincero de escucharles, suelen enseñar a familias en su conjunto, dado que es en la familia donde mejor se ejemplifican las enseñanzas y los principios de la Iglesia.